El cambio de figuritas perjudicó en diferentes oportunidades los productos cinematográficos. La construcción que la pantalla grande hace de la realidad pierde credibilidad cuando personajes que el público adoptó cariñosamente cambian su fisonomía. Lo mismo que sucede cuando un pariente o amigo cercano se inyecta colágeno o botox es lo que le ocurre a la audiencia cuando su héroe o heroína mutan arbitrariamente de rubio a morocho, de alta a baja o de ojos celestes a verdes.
Sólo por poner algunos ejemplos podemos mencionar a James Bond, Clarice Starling y Batman. Cada uno de estos personajes nos permite analizar distintos efectos.
Todos sabemos quien es "Bond, James Bond", el agente 007 del servicio de inteligencia británico que combina su seductor estilo y ágil mente con la pistola semiautomática Walther PPK, calibre 7,65. Entre los muchos actores que encarnaron al atractivo Bond se destacaron Sean Connery y Pierce Brosnam por sus interpretaciones y porque lograron meterse en el corazón de los espectadores. Más importante es el mérito al notar las múltiples mutaciones del personaje lo alejaron del publico y le impidieron la horda de seguidores que se merece. La última versión - a cargo de Daniel Craig, que se lució con una buena performance- de tanto que cambió, ya parece la historia de un ser completamente diferente. La pregunta es por qué insisten en contar la historia de Bond en lugar de crear un nuevo héroe.
Necesitábamos una verdadera heróina para este argumento y la mejor opción tomada de la pantalla grande es la
inteligente, bella y valiente agente del FBI, Clarice Starling. El personaje creado por Thomas Harris sufrió el cambio de
Jodie Foster (El Silencio de los Inocentes) a
Julianne Moore (Hannibal) y las principales cicatrices de la segunda versión no tienen que ver con falencias de la actriz sino con su imagen. Se presentaron aquí dos problemas: primero, la necesidad de Moore de componer un personaje sobre lo ya hecho por Foster y, segunda, la poca credibilidad de Starling. Otra vez, fue como si a la gran heroína le hubieron teñido el pelo y hecho los pómulos y las cejas. Por Dios!!!
A quién se lo ocurrió que son parecidas? Y como si fuera poco,
la pusieron al lado del irremplazable Anthony Hopkins en el rol de Hannibal Lecter.
Cerramos con un Batman- Bruno Díaz encarnado por Michael Keaton, Val Kilmer, George Clooney y Christian Bale, y todos en una sola década!!! Así se convirtió en uno de los héroes más manoseados, mientras su segundón, Robin, está intacto.
Ya sea por presupuesto, capricho o negligencia los resultados fueron molestos. Sin embargo, a las filas de
Rocky Balboa (Sylvester Stallone) y
Peter Parker o el Hombre Araña (Tobey Maguire), se sumó el joven aprendiz de mago
Harry Potter (Daniel Radcliffe).
Su participación en las películas 6 y 7 de la saga estuvo al filo del precipicio luego de su polémica aparición en
EQUUS. La "opinión pública" (si tal noción realmente existe) lo obligó a elegir entre ser actor o ser Harry Potter. Difícil no? Porque cuando es Harry Potter ya es actor... El caso es que primó la cordura y ya se anunció su compromiso con
El Príncipe Mestizo y
Los Santos Mortales (suponiendo que esa sea la traducción de
The Deathly Hollows).
Un verdadero triunfo para los continuistas y una apuesta riesgosa a que la industria cinematográfica es autónoma y lo suficientemente poderosa como para decidir por sí misma.